1978-2018 Papá Noel

Hace 40 años que sé que Papá Noel no existe. Me enteré cuando tenía menos de dos años.
La navidad siempre se pasó en lo de Memé y ese año comenzó la tradición de esperar a Papá Noel en el living. Un rato antes, con poco más de año y medio, deambulando solo por la casa, abrí la puerta de la habitación y allí lo ví a mi viejo, disfrazándose. Recuerdo mi reacción de susto al no reconocerlo con el traje a medio poner. Recuerdo claramente la cara de mi viejo sacándose la barba diciendo "Soy yo, papá". Y mis lágrimas que se iban transformando en alegría.
Rato más tarde, él golpeaba la puerta, entraba con su JoJoJo, hacía un pequeño show e iba entregando a cada uno (niños y adultos) los regalos que se encontraban debajo del arbolito.
Nosotros siempre supimos que no era Papá Noel. También sabíamos que los regalos no los traía él. De hecho, Papá Noel cuando entregaba un paquete decía "De Maruca para Carola", por ejemplo, aclarando quién era el que hacía el regalo.
Pese a que sabíamos todo eso, el momento era mágico. Sabíamos que quien estaba allí no era el real. Sabíamos que era un personaje. Pero también creíamos que era real, porque (pienso ahora), quien estaba debajo del traje rojo, durante 10 ó 15 minutos, creía que era real. Fue quizás mi primer acercamiento al teatro, protagonizado por la persona que más me acercó a esta pasión. Mi Papá. Mi Papá Noel.

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