Una de terror

En el año 1956, una estudiante de cinematografía estaba realizando una investigación sobre los suicidas que se arrojaban a la "Garganta del Diablo", en Cataratas.
El documental abarcaba desde testimonios de turistas y habitantes de la zona que en algún momento presenciaron alguno de estos hechos trágicos, hasta filmaciones de los cuerpos y las autopsias realizadas.
De todos los testimonios encontró distintos puntos en común. Uno de esos puntos le llamó poderosamente la atención. En todos los casos los testigos coincidían en que los suicidas, antes de arrojarse, se acercaban a la orilla del mirador, poseídos y luego gritaban frases inentendibles o sin sentido (en algunos casos llegaron a decir "en otro idioma").
A medida que transcurría el tiempo de su estadía, se encontró que los ancianos lugareños, le advertían sobre el peligro de dicha investigación. Preocupada por estas "sugerencias de abandonar el trabajo", decidió ir más allá. Logró a cambio de una jugosa suma de dinero (el último que le quedaba para terminar el viaje), que uno de los ancianos entrara en detalles.
Según lo sus palabras, se llama "Garganta del Diablo", porque es por donde "el de abajo", se traga a sus discípulos a modo de sacrificio y liberación.
Aterrorizada pero intrigada por la leyenda, decidió seguir adelante.
Al día siguiente, revisando los informes de las autopsias, halló detalles comunes. Entre ellos, que todos los cuerpos eran encontrados 2 días después a aproximadamente 25 kilómetros del lugar, totalmente hinchados y desfigurados por el agua. Pero el detalle que más la horrorizó fue ver que a todos los cadáveres, les faltaban los ojos. Al darse cuenta de esto sintió una puntada desde la córnea de su celeste mirada que la hizo llorar toda la noche.
Esa noche tuvo un sueño revelador. Apresurada, se levantó cuando aún no había amanecido y corrió hasta el lugar desde donde aquellas personas habían resuelto poner fin a sus vidas.
Cuando se encontraba a 15 metros del punto, sintió una fuerza que la comenzó a arrastrar mientras le gritaba a su oido cosas que al principio no logró comprender. Dos latigazos golpearon en su espalda y cuando se disponía a gritar, dos agujas atravesaron sus ojos. A partir de allí su cuerpo no pudo responder a sus mandatos. No podía controlar sus movimientos. Sólo caminó hasta el borde del abismo y al grito de "GULMIRNUSH CELSI ASMUNTIN!", se arrojó al vacío.
Su cuerpo fue hallado 2 días después sobre el Río Iguazú.
A partir de ese día comenzaron a circular versiones con respecto a su destino. Cada tanto, algún turista conocedor de esta historia, asegura haber visto a esta muchacha, rondando las cataratas.
El único documento que la ciencia ha validado al respecto, es una fotografía que tomó Rick Stegman, hace unos años. Rick juró haber visto el espectro de la chica, y rápidamente disparó con su cámara, pero el resultado no fue el esperado. Sólo se vieron plasmadas en el papel, las Cataratas, sin rastros de la muchacha. Procesando dicha fotografía en un Calatolador de Plasma, el resultado fue el siguiente:

Fotografía sin procesar:

Fotografía Procesada:


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