No tengo miedo a lo que siento, sino a cómo lo manifiesto. 

Tantas cosas pasan por dentro, con la seguridad de un tren-tyson450. Tan claras, palpables. Pero siempre estará el temor de que la red neuronal no logre reconvertir en estallidos eléctricos que lleguen a mis pómulos, mis hombros, la tensión de mis muslos.

Una interpretación equívoca de lo que debería ser. Y acá estoy, sin darme por vencido.

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