Dolina y la belleza (qué contradicción, no?)
El post anterior me hizo acordar a un programa que escuché de Dolina hace como 15 años. Lo más probable es que otra gente lo haya escuchado también, quizás antes que yo o incluso después, dado que Dolina repite el mismo programa con las mismas palabras cada año, diciendo los mismos chistes y hablando siempre de lo mismo, pero esto no viene al caso.
Entre los delirios de su sección humorística, gestó un sistema de calificación para personas. La charla comenzó con un debate acerca de la belleza. Se habló que las personas, mediante actitudes, gestos formas de expresarse y demases, pueden modificar metafísicamente su rostro durante la primera parte de su vida (obviamente dicha modificación tiene su límite). La primera afirmación a la que se llegó fue: "A partir de los 21 años, cada uno es responsable de la cara que tiene". Me gustó esa teoría.
Igual el motivo del post pasa por otro lado. Como siempre la charla fue derivando en belleza entre mujeres y hombres y se terminó creando el siguiente sistema:
El Estado, a través de una Subcomisión Insobornable, calificaría anualmente a las personas con puntuaciones del 1 al 10, evaluando estética, trabajo y mantenimiento atlético, capacidad y desarrollo intelectual, actitud, proezas llevadas a cabo en los últimos 12 meses, etc.
La clave de este sistema era que ninguna persona podía vincularse sentimentalmente con otra que tuviera más de dos puntos de diferencia.
Ejemplo: Juan, por su capacidad intelectual baja, físico bien trabajado, pocas cosas importantes realizadas en el último año, es califiado con un 4. Juan está perdidamente enamorado de María, una mujer medianamente bella, con una inteligencia superlativa y un manejo de actitud intachable. María es calificada con 8. A Juan se le prohibe vincularse con María por poseer una diferencia de puntuación mayor a 2. Durante ese año, Juan sabe que tiene que esforzarse en sus aspectos negativos para poder subir su puntuación y poder acceder a la posibilidad de que María esté al alcance de su mano. Un año más tarde, Juan llega a conseguir a través de mejoras espirituales, estudios y logros sociales, un 6. El problema es que María comienza a darle un poco más de importancia a lado estético y a través de combinaciones de ropas, cambios de looks y manejo de miradas, supera su puntuación anterior y se le otorga un 9.
Esto hace que Juan se proponga un objetivo mayor para el siguiente año y continúe mejorando.
Obviamente, la finalidad de este sistema es la superación mediante objetivos, logrando así la perfección humana.
Entre los delirios de su sección humorística, gestó un sistema de calificación para personas. La charla comenzó con un debate acerca de la belleza. Se habló que las personas, mediante actitudes, gestos formas de expresarse y demases, pueden modificar metafísicamente su rostro durante la primera parte de su vida (obviamente dicha modificación tiene su límite). La primera afirmación a la que se llegó fue: "A partir de los 21 años, cada uno es responsable de la cara que tiene". Me gustó esa teoría.
Igual el motivo del post pasa por otro lado. Como siempre la charla fue derivando en belleza entre mujeres y hombres y se terminó creando el siguiente sistema:
El Estado, a través de una Subcomisión Insobornable, calificaría anualmente a las personas con puntuaciones del 1 al 10, evaluando estética, trabajo y mantenimiento atlético, capacidad y desarrollo intelectual, actitud, proezas llevadas a cabo en los últimos 12 meses, etc.
La clave de este sistema era que ninguna persona podía vincularse sentimentalmente con otra que tuviera más de dos puntos de diferencia.
Ejemplo: Juan, por su capacidad intelectual baja, físico bien trabajado, pocas cosas importantes realizadas en el último año, es califiado con un 4. Juan está perdidamente enamorado de María, una mujer medianamente bella, con una inteligencia superlativa y un manejo de actitud intachable. María es calificada con 8. A Juan se le prohibe vincularse con María por poseer una diferencia de puntuación mayor a 2. Durante ese año, Juan sabe que tiene que esforzarse en sus aspectos negativos para poder subir su puntuación y poder acceder a la posibilidad de que María esté al alcance de su mano. Un año más tarde, Juan llega a conseguir a través de mejoras espirituales, estudios y logros sociales, un 6. El problema es que María comienza a darle un poco más de importancia a lado estético y a través de combinaciones de ropas, cambios de looks y manejo de miradas, supera su puntuación anterior y se le otorga un 9.
Esto hace que Juan se proponga un objetivo mayor para el siguiente año y continúe mejorando.
Obviamente, la finalidad de este sistema es la superación mediante objetivos, logrando así la perfección humana.
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